Daniela Ruiz de León, ganadora del Certamen ‘Carta a un militar español’
Hoy 6 de mayo, nuestro alumna de 1º de Bachillerato Internacional, Daniela Ruiz de León, ha recibido el premio como Ganadora del Certamen ‘Carta a un militar español’. Dos representantes de la Subdelegación de Defensa en Alicante han hecho entrega, en presencia de la directora de nuestro Colegio, Doña Begoña Méndez, del diploma que acredita a Daniela como la ganadora del certamen de la edición de Alicante.
Bajo el título “Operación Balmis, Contra la Covid- 19”, la octava edición del Concurso ‘Carta a un militar español’ ha contado con la participación de cientos de estudiantes de toda España. En el certamen los alumnos que han participado han escrito una carta a uno o una de nuestros militares anónimos involucrados durante la Operación Balmis, el gran dispositivo que organizaron las Fuerzas Armadas (FAS) junto al Gobierno ante la amenaza de la COVID-19.
En esa misiva han podido expresar su gratitud y ensalzar la importancia de su labor (ya sea general o específica de ese militar durante la Operación) y reflexionar acerca del papel general que tienen las Fuerzas Armadas a la hora de proteger y servir a la población.
Carta íntegra titulada “Gracias a usted, soldado”
Apreciado soldado,
Hace un tiempo que quiero escribirle estas palabras. Sin embargo, no encuentro las correctas, tampoco el momento de escribirlas, ni siquiera sé cómo empezar. Quizás soy muy perfeccionista. Pero, después de todo, después de todas las pérdidas, de todas las muertes convertidas en pura estadística, de días interminables y de noches en vela, supongo que no hay tiempo para perfecciones. Supongo que lo importante de estas palabras no es cuán exactas sean, si no que le acompañen, que sean su abrigo en las noches más frías y esperanza cuando parezca que la única opción es renunciar.
Disculpe, no me he presentado, soy Margaret. Vivo en una residencia en las afueras de Madrid. Seguramente, no sepa quién soy. Sin embargo, yo sé quién es usted, desconozco su nombre, no sé el color de sus ojos o el largo de su pelo, únicamente recuerdo como le tapaba un traje blanco y una pesada mascarilla. Pero recuerdo cosas más importantes que estas. Recuerdo cómo, mientras el mundo se sumía en meses de caos y sufrimiento, mientras las
cifras subían y no había lugar a la esperanza, usted estaba aquí. Vi cómo usted, valiente, fuerte y heroico, trabajaba hora tras hora desinfectando cada rincón de nuestra ahora fría residencia. Sentí como usted, leal, humilde y solidario, dejaba de lado miedos, inseguridades y temores por mantener a una nación a flote. Pero, sobre todo, viví como usted, amante y orgulloso de su nación y de sus compatriotas, era luz y esperanza par cada uno de nosotros en tiempos de soledad.
Ahora, ya han pasado casi cinco meses desde aquel marzo, cuando los medios hacían eco de una pandemia, de un confinamiento, de una crisis mundial. Han cambiado tantas cosas … Julián y Julia ya no ríen en la habitación de en frente. Ramón, ya no pasea por los pasillos tarareando la quinta sinfonía de Beethoven. Hace tiempo que no salgo de mi habitación, pero me atrevería a decir que, aunque lo hiciera, Marian y Carlos no estarán en el salón discutiendo. Ellos se han ido, nos han dejado y no están hoy aquí para hacerlo, pero yo sí. Yo sí puedo decirle: gracias. Gracias en el nombre de Julián, de Julia, de Ramón, de Marian y de Carlos. Gracias en nombre de todos y cada uno de los millones de españoles. Gracias. Gracias mil veces más. Gracias, por limpiar cada una de nuestras calles mientras el mundo se venía abajo. Gracias, por desinfectar las grandes plantas de los hospitales más desbordados. Gracias, por conseguir construir hospitales campaña en un tiempo inigualable. Gracias, por entregarse a diario sin buscar recompensa alguna, por ponerse en la piel de cada uno de los españoles y por defender a nuestra nación, cuando ni siquiera teníamos armas para combatir.
Todo agradecimiento es poco, lo sé, no importa cuantas veces le dé las gracias. Sin embargo, no tengo más para ofrecer que estas sinceras letras. Unas letras, quizás insignificantes, unas letras que solo espero que hagan por usted un destello de lo que usted ha hecho por mí, por mi familia, por mis amigos, por nuestro país. Gracias mil y una vez más por hacerme sentir orgullosa de España,
Margaret.